Diabetes infantil: Particularidades


Que nadie tenga la menor duda: la mayor "tortura", el nivel más hardcore en esto de la diabetes tipo 1 (DM1); es un debut en la edad pediátrica. Da igual la edad, desde la más tierna infancia hasta la adolescencia: nos encontramos con una etapa vital complejísima no solo por su dificultad sino por que dependiendo de como lo gestionemos tendremos a un paciente adulto más o menos autónomo y responsable con su enfermedad.

Antes de iniciar con el tema te cuento: la DM1 es la principal causa de diabetes en la edad pediátrica (la segunda sería la MODY). No hay diferencias entre sexos y presenta dos picos de clara incidencia: de los 5 a los 7 años y coincidiendo con la entrada de la pubertad. Una insulinodependencia que cada año cobra más presencia en los países desarrollados.


Explicar la DM1 de los peques en un post sin que te explote la cabeza es imposible. A falta de cursos y formación extensa en el campo, te voy a hablar muy por encima de las particularidades que nos podemos encontrar: 


1. Belenofobia.
Es el llamado miedo patológico a las agujas. Es más frecuente de lo que puedes llegar a pensar, y genera problemas que tienden a prolongarse en la vida adulta. Nunca me olvidaré de aquella muchacha de 21 años y ya con complicaciones de la diabetes por que llevaba más de 5 años pinchandose solo la basal. Lo hacía por un terror absoluto a los pinchazos. Fue descubrirle el Iport de Medtronic y mano de santo (si, al margen de la bomba de insulina esta es una opción para solventar la papeleta. Te la dejo pinchando aquí*).

 *https://www.google.com/search?q=iport+medtronic&rlz=1C1GCEA_enES939ES939&oq=iport+medtronic&aqs=chrome.0.0i13i512l2j0i22i30l8.3023j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8

2. Una fisiología particular. En esto de las necesidades de insulina hay dos periodos claramente diferenciados. Del infantil hasta la adolescencia la tendencia es a unas necesidades de insulina altas durante la tarde y primera parte de la madrugada (esto se conoce como fenómeno del atardecer), con una caida libre en las mismas una vez entramos bien en la noche (no tienen fenómeno del alba y una gran tendencia a la hipoglucemia nocturna y mañanera). Como ves es una tendencia diametralmente opuesta a la del adulto. En cambio al llegar a la adolescencia y con el chute hormonal, las necesidades comienzan a parecerse a las de un adulto; llegando el famoso fenómeno del alba.

3. Unas necesidades muy bajitas. Nada quita que un niño de 2-3 años, e incluso un lactante; debute. Y cuando esto ocurre tenemos un gran problema: sus necesidades de insulina (sobretodo de rápida), son imposibles de aportar con un boli de insulina (incluso con medias unidades). Esto solo se resuelve de dos formas: o diluyendo la insulina (si, lo has oido bien), o poniendo una bomba de insulina (si quieres saber más sobre la misma tienes una entrada aquí mismo*).

*Añadir la que tenemos ya creada.

4. Otras cuestiones asociadas a la insulina. Hay otros dos puntos muy de pediatría. El primero es la enorme sensibilidad a la insulina que tienen, haciendo que según la edad el ajustar exquisitamente el índice de sensibilidad sea una prioridad vital. Media unidad arriba o abajo puede suponer una hipoglucemia de proporciones bíblicas. Por otro lado y creando un combo peligroso con lo anterior, los peques tienden a interpretar mal sus hipoglucemias. Incluso muchos no son capaces de sentir su presencia hasta que alcanzan umbrales muy bajos. Te puedes imaginar que la suma de ambos ha dado sustos de campeonato.

5. Un peso extra que poco valoramos. Me asusta enormemente la tendencia actual que veo en la edad pediátrica: No me hace falta un estudio para darme cuenta de que ha aumentado de manera alarmante tanto los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como los problemas de ansiedad y los intentos autolíticos. Solo tienes que pasearte un día por la pediatría conmigo. Tenemos que tener especial cuidado con los peques DM1: Como te puedes imaginar llevan en la espalda un peso extra no precisamente liviano. Todas estas entidades psicológicas (y más), están tremendamente aumentadas en nuestro colectivo. Hasta el punto de que incluso en los TCA hay un tipo específico donde entra en juego la diabetes: la Diabulimia.

6. Los problemas en su segunda casa. Los peques pasan cerca de la mitad de su día en la escuela. Y esto trae una serie de puntos añadidos a mencionar:

  • Bullying incrementado.
  • Ruptura de la familia con su vida anterior y caida vertiginosa de la calidad de vida: que levante la mano cuantos padres se encuentran día si y día también acudiendo al colegio a solventar las papeletas de su hijo con la dulce. Muchas veces terminan pidiendo excedencias o dejando directamente el trabajo para poder afrontar esta situación.
  •  Profesores sobrepasados. Nunca podemos pedir algo que no está estipulado en este colectivo. Un colectivo que da educación, no cuidados sanitarios. Por tanto y dependiendo del profesor; los efectos negativos generados hacia ambas partes pueden llegar a ser dilapidantes.
  • La falta de normalización. Creo que una de las cosas más importantes dentro de lo que es llevar una relación sana con la diabetes es normalizar su existencia. Que está ahí, que es una putada pero que no pasa nada. Peores cosas puede traer la vida. Este concepto es especialmente relevante en la escuela: una hipoglucemia que decide que un niño no haga deporte ese día, una excursión a la que no se le da permiso, unas palabras desacertadas en el aula...todo esto y más rompe con la normalidad de ese binomio diabetes vs escuela. Es fundamental que sepamos trabajar con un lenguaje y unas "normas" que busquen la normalización del binomio "niño/escuela/diabetes.

 7. El problema de la adolescencia. Si no eramos pocos parió la abuela. Y como no teníamos poco con pelearnos durante años con una diabetes cambiante y de múltiples caras, cuando llega la adolescencia y esta empieza a "estabilizarse", llega el problema de la rebeldía de la edad. Llegan nuevos campos a su vida que requieren de educación (alcohol y otras drogas, tema cama, etc.), aumenta el burnout, la rebeldía y el pasotismo hacia la enfermedad (que puede tomar cálices trágicos), la influencia de los amigos, etc. Un periodo complejo donde los sentimientos están a flor de piel y donde la rigidez de la diabetes choca con ese sentimiento de libertad, “el déjame hacer lo que me de la gana”; tan típico de estas edades. Si el adolescente no ha debutado a estas edades, todo lo mal que lo hayamos hecho en los años previos ten por seguro que nos explotará en la cara.

 
Quizas haya sonado demasiado desolador, demasiado negativo. Pero no quiero disfrazar una etapa y un periodo que para nada es fácil. Aun con todo lo que te he contado, la gran mayoría de peques salen adelante más que bien. Sorprende su tenacidad, su constancia en muchas ocasiones mayor a la de los adultos.

Si a esto le sumamos que vivimos en un mundo de avances donde la cura tecnológica se siente a la vuelta de la esquina, todo invita a coger aire y mirar con optimismo. Todo pasa, y si aquí estoy yo sano como una lechuga 16 años después, el también lo estará.

Si acabas de debutar (seas tu o tu peque), te interesa leer esta entrada que te dejo pinchando por aquí*.

*https://donsacarino.com/debut-diabetico-los-tips-del-sacarino/


Por el resto se despide tu amigo el sacarino.

A POR ESOS CONTROLES PERFECTOS.

Don Sacarino.

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